Eramos tres, Hugo era uno de ellos. Habíamos salido de Montevideo tres días antes, nuestra meta era El Cabo Polonio, pero nos quedamos dos noches acampando en La Floresta. Era uno de esos días de mas de treinta grados. Emprendimos camino en la mañana. Teniendo en cuenta mis antecedentes fue muy raro, pero tuvimos suerte y logramos llegar a Pan de Azúcar poco después del mediodía. Viajamos en un auto rojo bastante maltratado, conducido por un peludo descuidado e hiperactivo que sostenía el volante con los pies y miraba más tiempo nuestras caras en el asiento trasero que la carretera.
En Pan de Azúcar costó un poco más, eran más o menos las tres y no habíamos avanzado nada. En el camino nos cruzamos con un par de arañas "Pollito" y alguna que otra lagartija.
Ya cansados de caminar nos detuvimos, pusimos las mochilas a un costado y esperamos que alguien se apiadara de nosotros. Al ratito, un BMW que venía a 150 Km/hr. frenó a solo unos metros de donde estábamos. Emocionados, tomamos las mochilas y corrimos hacia él. Cuando estábamos casi en su ventana volvió a acelerar y frenó unos metros más adelante. Sin pensar demasiado, volvimos a correr hacia el auto que volvió a hacer lo mismo, solo que esta vez ya no frenó.
No necesitamos tantas razones para hacer o decir lo que tenemos ganas.
sábado, 21 de junio de 2008
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